Qué mal he dormido. Otra vez al trabajo, la rutina de todos los días: Llegar, encender la PC, guardar mi modesto almuerzo (jugo y galletas), revisar el correo, leer el periódico con los mismos problemas de ayer y de siempre en diferentes páginas, y luego a la faena laboral hasta que felizmente lleguen las cinco.
Hoy me encontré temprano con un escrito de Colombo, cuyo título ¨Dios es inocente¨, me llamó la atención desde el principio. En el mismo, el autor cita casi literalmente un párrafo de un escrito de Saramago, y digo casi, porque, no sé si de manera intencional, el articulista eliminó la parte donde el autor portugués dice ¨Inocente como algo que no existe, que no ha existido ni existirá nunca…¨ y que continúa describiendo las barbaridades que es capaz de cometer el género humano utilizando como punta de lanza el nombre de dios. Le hice saber al periodista, mediante un comentario al pie de página, de la mutilación que había cometido, no me parecía justa.
Quizás lo hizo para quedar bien con todos sus lectores o con la mayoría de ellos, no sé. El caso es que terminé buscando el texto completo del ¨El Factor Dios¨, tan crudo, tan doloroso… ¡tan real! Lo leí nuevamente y se lo envié a una compañera y amiga del trabajo (creyente) y ésta me dio su opinión en forma de mueca de desaprobación.
Discutimos por un momento, y aunque ella me manifestaba que no podía pensar como el Nobel, no podía señalarme un solo punto de las observaciones de Saramago, que estuviesen alejadas de la realidad.
¨Prefiero creer en dios¨ me decía, aunque la realidad evidente y palpable señalara inequívocamente hacia otra dirección.
Lo peor, quizás, de las religiones, es precisamente esa cárcel donde tratan de recluir, de encerrar a toda costa al sentido común, a la razón. Su sustento sobrevive precisamente por el desconocimiento, por la duda. Gran parte de los creyentes están decididos terminantemente a no pensar, a no cuestionar, se conforman con las explicaciones ideadas y empacadas por otros, y se alejan de las cosas que realmente alimentan el intelecto y que nos acercan, al menos un poco, a la comprensión de la condición humana. Y ante cualquier cuestionamiento te miran de arriba abajo, como si fueras un bicho raro, pero incapaces de responder con coherencia.
Nada tan terrible como el temor a saber, la negativa de aprehender.
viernes, 25 de julio de 2008
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3 comentarios:
No voy a tratar de hacerte creer en el Dios inocente del que hablas. Lo que si me molesta un poco, bueno bastante, es que taches de ignorantes a quienes si creemos en el....y para ello te dejo con algo que me encanto desde que lo lei.....
Prefiero equivocarme creyendo en un Dios que no existe, que equivocarme no creyendo en un Dios que existe. Porque si después no hay nada, evidentemente nunca lo sabré, cuando me hunda en la nada eterna; pero si hay algo, si hay Alguien, tendré que dar cuenta de mi actitud de rechazo. (Blaise Pascal)
Prima, lo que dije es que los creyentes se niegan a cuestionar, a pensar. Hasta sienten temor de escuchar argumentos contrarios a su dios. No los tildé de ignorantes, en ese sentido amplio de la palabra. Todos somos ignorantes en alguno o en muchos temas.
Pese a la genialidad de Pascal, no puedo estar de acuerdo con el juicio que hace. El bueno de Blaise cree por conveniencia, por si las moscas. No vaya ser que dios exista y tenga después que rendirle cuentas. No me parece una actitud honesta.
Yo sí estoy dispuesto a jugármela, no voy a creer para ganarme el cielo.
Terco hasta el final, no?....pero esta bien defender lo que uno cree, o en este caso, en lo que uno no cree.....yo no creo por conveniencia, en eso si que te doy la razon, creo porque creo....pero igual si que respeto a los que no creen, estan en todo su derecho, igual que nosotros.....pero no por eso te voy a dejar de querer.....besote para ti....
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